Te dejo

6 comentarios

Archivado bajo 2. Te dejo

6 Respuestas a “Te dejo

  1. ROCK

    SIEMPRE LAS DEJO Y NO ES POR OTRA COSA SINO EL NO SER VULNERABLE ANTE ALGUNA SITUACION QUE ME PUEDA LASTIMAR … ES UNA BUENA DEFENSA NO DEJAR QUE PASEN ESA LINEA EN LA QUE TE ENTROMETES MAS A LA VIDA DE ESA OTRA PERSONA!

  2. Jordi

    «No te quiero sacar de mi vida, sólo de mi BlackBerry!» Ese fue el último mensaje que le envié luego de que me dijo que se había ido con otro chico a pasar un fin de semana… todo porque yo no podía ir pues tenía que trabajar y él tenía muchas ganas de pasear pero no solo. Quisiera entender en qué planeta el amor, o aunque sea, el respeto por el otro implica irse de fin de semana con otro? Bueno sí, teníamos una relación abierta, pero que quede claro que incluso las relaciones abiertas tienen reglas… irse de fin de semana con un recién conocido NO está permitido.

    Te saco de mi blackberry es un «por supuesto que te saco de mi vida!»

  3. Lucia

    Hace ya unos cuantos años de esto y no sé qué tantos detalles recuerdo de esta historia pero si es una ruptura un tanto cibernética y telefónica. Les cuento:
    Hace ya unos 5 o 6 años viví unos 9 meses en Perú, haciendo las prácticas de mi carrera en un lugar remoto del norte del País. Yo tenía mi pareja en España y llevábamos unos tres años juntos. En realidad él tampoco estaba en España en el momento, ya que se había ido de Erasmus a Portugal aprovechando que yo iba a estar fuera tanto tiempo y también para vivir una experiencia académica y personal diferente.
    La cuestión es que empezamos a tener una relación a través de emails y llamadas y alguna que otra carta. Antes de los viajes respectivos habíamos decidido que, aunque seguíamos juntos, ambos nos dábamos la libertad detener experiencias y relaciones con otras personas, puesto que nos parecía absurdo reprimir el deseo que puede surgir por otra gente y más estando tan lejos uno del otro, con nada más ni nada menos que un océano en el medio.
    En fin, sin enrollarme mucho para no hacer la historia pesada o demasiado larga, resulta que como pareja pasamos por cuatro etapas distintas hasta llegar a la ruptura (que es de lo que este blog trata):
    Una primera de echarnos mucho de menos y escribirnos emails semanales de amor, de anécdotas, sensaciones que estábamos viviendo, etc.
    Una segunda fase (cuando ambos estábamos ya adaptados a las nuevas realidades) más bien de poco (o menos) contacto, sobre todo por su parte aunque hay que decir que yo también estaba feliz, relajada y contenta con lo que estaba viviendo en Perú a todos los niveles (profesional, personal e incluso de relaciones sexo afectivas o “rollos” varios que tuve, por llamarlos de laguna forma). Hasta que un día, la casi ausencia de emails me hizo pensar que algo estaba fallando y le escribí un correo preguntándole si no me escribía solo por el ritmo de vida que llevaba, o bien por qué tenía ganas de desconectarse un poco, o si era que se sentía alejado de mí (y no refiriéndome, evidentemente, a la distancia física que nos separaba).A este email me respondió que era más por las circunstancias, que no tenía internet en casa y que andaba muy liado en la universidad.
    Después llegó Navidad y él volvió a España a pasar las vacaciones. Aquí empieza una tercera fase o etapa de acercamiento (virtual). Se compró una web Cam y hablábamos y nos veíamos cada semana, me mandó una caja llena de fotos, escritos, música… Todo bastante intenso, hasta que un día me planteó la posibilidad de venirse a Perú a verme. En principio este era un tema que ya habíamos hablado y sobre el que habíamos llegado al acuerdo de que no íbamos a venos ya que era una experiencia que queríamos vivir individualmente. Después de reflexionar y seguir hablándolo por el skype algunos días, decidimos que sí iba a venir a verme por semana Santa pero que no subiría a las comunidades donde yo trabajaba, sino que viajaríamos juntos unos días por el país. Así que se compró el billete.
    La cuarta y última fase empieza después de vacaciones de Navidad cuando la cosa se vuelve a enfriar: cada vez menos emails, pocas llamadas… , y así hasta que un mes antes de Semana Santa y de su supuesta visita, me llama para decirme que no va a venir porque se ha enamorado de otra persona… así, tal cual, splashh!! jarra de agua fría…Me quedé helada porqué después de todo lo que habíamos hablado y lo que nos habíamos acercado uno al otro, más el viaje… en fin…la verdad es que me vino bastante por sorpresa.
    Después de esta llamada le mandé un email que no me contestó hasta muchos meses más tarde, contándole como me había sentido y intentando explicar (y explicarme a mi misma) lo que había pasado y que en realidad no habíamos hablado nada claro.
    Finalmente volví a España y aunque lo llame varias veces para quedar, reencontrarnos y hablar, hemos tardado 2 años en recuperarnos (no como pareja sino como amigos), ya que su nueva novia nunca quiso que nos viéramos. Y así fue hasta que se acabó su relación y nos encontramos casi por casualidad un día, y de allí quedamos otro, y otro, y otro…
    Ahora, parece imposible pero nos llevamos genial, hemos hablado muchas cosas (cara a cara y no por email, que creo que se nos da mejor a ambos), entendido un poco más lo que pasó, reconocido muchas cosas, en fin… así fue la ruptura más cibernética y a distancia que he tenido hasta el momento… aquí os dejo la historia.

  4. Lacaniano

    Todos apostaban alrededor ¿quién iba a dejar a quién?, tenía que estar escrito en algún libro sagrado: un psiquiatra heterosexual y un veinteañero ansioso no podían funcionar.

    Sin embargo, allí estaba, el viernes a las 4 de la tarde empezaba un acto de seducción que sólo un profesional de la salud mental podía llevar a tales niveles.

    Era talentoso, hay que admitirlo, todo empezaba a través del Messenger. La campana xilofonuda ponía al chico en guardia. Pocas señales bastaban para tomar un taxi y estar a merced del psiquiatra y su diván. Quince minutos, era todo lo que necesitaba: en quince minutos llegaba a consulta y en quince minutos terminaba con mi ansiedad.

    Ningún paciente esperaría con tanto deseo una cita con el psiquiatra, pero él no era el paciente, era el amante gay de un terapeuta heterosexual.

    Un día la campana dejó de sonar.

    Pasó un mes. Había enmudecido. Era hora de admitir que el maduro terapeuta había tomado una decisión lógica: si quería desposar a su novia, era hora de dejar al chico de los viernes. El chico también era talentoso. Su novia… no estaba nada mal.

    El llanto no duró mucho el chico hizo un duelo veloz y tomó un coctel a la salud del confortable diván.

    Pero un viernes después la campana cortó el aire. Había estado en Londres… nada del otro mundo. Un hombre como él no tenía porqué dar explicaciones al amante gay de los viernes.

    El chico se había prometido no llorar dos veces al mismo tipo. Sin importar si tenía un diván ergonómico. Valga la salvedad.

    Era hora de despedirse. En contra de todos los pronósticos el chico le había dejado.

    —–

    No he vuelto a usar asiduamente Messenger, algún iluminado se inventó el chat de Gmail. Extraño los veinte y extraño el diván. ¿Extraño al psiquiatra?. No. NO!!. Extraño el diván.

  5. Angela María

    Yo siempre los dejaba, por apego a aquello que presentía que debía llegar. No me fui nunca sin intentar por largo tiempo comunicarme, negociar, hallar respuesta en el otro… pero cuando el silencio se imponía me iba. Dejé una vez un buen amor… por correr detrás de ideales políticos… hoy me arrepiento un poco…
    Hoy estoy empezando a entender que yo tampoco estaba lista para construir ese monumento que es el amor, y ahora que por fin entendí, parece ser ya tarde. Ahora me dejan, por las mismas razones que yo dejaba antes… Y yo solo me quedo con una sonrisa irónica en los labios..

  6. Psyche

    Te dejo… siempre me pasa, no sé si por miedo o porque aún no he aprendido a permearme por el otro. Simplemente me protejo y sin embargo, salgo herida.

    Hasta el momento yo he sido las que los he dejado y luego de tantos arrepentimientos, me doy cuenta que ha sido mejor así, no me perdonaría tener que vivir luego una tormenta de problemas e insatisfacciones que crecen y crecen como bola de nieve que cuando caen al precipicio quedarían todas y cada una impregnadas en cada paso a futuro con un nuevo sujeto.

    Te dejo porque intento ser consecuente conmigo, aunque el dolor y la angustia intenten seducirme y doblegarme a tolerar eso que no quiero de tí.

Deja un comentario